FR – Proyecto ONE-SHARK
2021-2027
Financiación: Prefectura y Colectividad de San Bartolomé y San Martín
segurar las economías azules del Caribe mediante la gestión del riesgo de tiburones
El proyecto ONE-SHARK pretende gestionar y minimizar el riesgo de los tiburones mediante el desarrollo de una red de partes interesadas cuyas acciones sinérgicas permitirán
i) sensibilizar a los usuarios, ii) formar a los profesionales, al tiempo que iii) vigilar las poblaciones de tiburones potencialmente peligrosas, iv) mejorar los conocimientos científicos y v) emprender acciones concertadas en todo el Caribe.
1. Justificación: inventar una gestión ecorresponsable del riesgo de los tiburones
Acabar con la ineptitud de la pesca regulada
Aunque son muy poco frecuentes, con una media de <10 muertes humanas al año, las mordeduras de tiburón generan fuertes reacciones emocionales entre el público que llevan a los responsables de la toma de decisiones a aplicar estrategias reactivas de gestión de riesgos (Meeuwig y Fereira, 2014). Las campañas de sacrificio masivo de tiburones, como las llevadas a cabo recientemente en Australia, Isla Reunión o Nueva Caledonia, han sido la respuesta de gestión más común a las mordeduras mortales de tiburón en humanos. Estas campañas no solo tienen efectos perjudiciales sobre la situación de especies ya amenazadas, sino que su eficacia es cuestionable (Ferretti et al., 2015). Los pocos análisis que sugieren que las campañas de sacrificio mejoran la seguridad humana (por ejemplo, Dudley 1997, Cliff y Dudley 2011) carecen de un componente de «control» que sirva de referencia; describen tendencias que pueden reflejar simplemente la rareza natural y la estocasticidad de las mordeduras mortales a humanos, sin mostrar la eficacia real de estas extracciones no selectivas y aleatorias. Los análisis de otras campañas de sacrificio demuestran que no reducen las mordeduras de tiburón. Uno de los estudios más completos realizados sobre un programa de control de tiburones muestra cómo 4.668 tiburones (incluidos 554 tiburones tigre Galeocerdo cuvier, considerada la especie responsable de las mordeduras mortales a surfistas) fueron sacrificados en Hawai entre 1959 y 1976, sin «ningún efecto mensurable en la tasa de mortalidad de surfistas en aguas hawaianas» (Wetherbee et al., 1994). En este estudio, se registró una tasa media de 0,6 ataques mortales al año antes y durante el sacrificio, que aumentó a 1,4 al año en los años posteriores al programa. Como ejemplo contemporáneo, en la isla de La Reunión, que registró 5 mordeduras mortales entre 2010 y 2013, se inició en 2014 una campaña de sacrificio que no logró evitar otras 6 mordeduras mortales entre 2014 y 2019. Esta campaña, que sigue en marcha en toda la isla, ha permitido eliminar hasta la fecha más de 700 tiburones, entre ellos el tiburón toro Carcharhinus leucas, responsable de las mordeduras mortales, pero sobre todo el tiburón tigre, que rara vez o nunca es incriminado en estas mordeduras (en la isla de La Reunión).
Cliff, G., & Dudley, S. F. (2011). Reducing the environmental impact of shark-control programs: a case study from KwaZulu-Natal, South Africa. Marine and Freshwater Research, 62(6), 700-709.
Dudley, S. F. J. (1997). A comparison of the shark control programs of New South Wales and Queensland (Australia) and KwaZulu-Natal (South Africa). Ocean & coastal management, 34(1), 1-27.
Ferretti, F., Jorgensen, S., Chapple, T. K., De Leo, G., & Micheli, F. (2015). Reconciling predator conservation with public safety. Frontiers in Ecology and the Environment, 13(8), 412-417.
Meeuwig, J. J., & Ferreira, L. C. (2014). Moving beyond lethal programs for shark hazard mitigation. Animal Conservation, 17(4), 297-298..
Wetherbee, B. M., Lowe, C. G., & Crow, G. L. (1994). A review of shark control in Hawaii with recommendations for future research, Pacific Science.
Cadáveres de tiburones víctimas de la regulación pesquera aplicada en Numea (Nueva Caledonia) y abandonados en un vertedero público.
2. La hipótesis de los «individuos problemáticos
Reconciliar al hombre y al tiburón
El objetivo de las campañas de pesca indiscriminada es reducir el número de tiburones para disminuir el riesgo de mordeduras humanas. Como tales, se basan en la hipótesis de la «densidad-dependencia» del riesgo (cuantos más tiburones hay, mayor es el riesgo). Sin embargo, esta hipótesis nunca ha sido validada y los resultados antes mencionados sugieren que es falsa. Recientemente, se ha validado científicamente otra hipótesis inspirada en la comprensión del riesgo que suponen para los humanos los depredadores terrestres (como leones, tigres u osos, etc.) (Swan et al. 2017), que se basa en el concepto de «individuo problemático» (IP) (Clua y Linnell 2018). Esta hipótesis sugiere que la densidad de tiburones sólo tiene una influencia muy secundaria en el riesgo de mordedura depredadora de un tiburón sobre el hombre, que depende esencialmente de la presencia, dentro de una población dada, de uno o varios (pero en número muy limitado) animales que han desarrollado un comportamiento atípico en comparación con casi todos sus congéneres. Mientras que estos últimos nunca considerarán a los humanos como presas potenciales, las IP potenciales tienen rasgos de personalidad (sobre todo audacia y asunción de riesgos) que les llevan a atacar a un humano. En otras palabras, el riesgo de los tiburones es más conductual que ecológico, lo que explica por qué la misma especie de tiburón puede o no ser peligrosa para los humanos en distintas partes del mundo, dependiendo de la presencia de IP.
Además de su capacidad para explicar los mecanismos cognitivos que generan, o más bien los que más a menudo evitan, las mordeduras depredadoras de tiburones a humanos, esta hipótesis explica por qué, por regla general, las pesquerías reguladoras fracasan, debido a su falta de selectividad, en su objetivo de reducir el riesgo de mordeduras al ser incapaces, salvo en casos especiales y por pura coincidencia, de eliminar del ecosistema al tiburón o tiburones mordedores. Además, la hipótesis del individuo problemático sugiere que un tiburón que ya ha mordido con fines depredadores tiene una alta probabilidad de volver a hacerlo, no porque haya desarrollado un gusto por los humanos, sino porque un primer «éxito» sin ser defendido por su presa inicial refuerza su elección de esta nueva presa (los humanos). La presencia de estos individuos problemáticos, muy difíciles de detectar, se está demostrando actualmente, en particular en el tiburón tigre a partir de un ejemplo de la isla del Coco (Clua 2018) y potencialmente en el tiburón oceánico (Carcharhinus longimanus) en el mar Rojo (Clua et al. en prep).
Clua, E. E., & Linnell, J. D. (2018). Individual shark profiling: An innovative and environmentally responsible approach for selectively managing human fatalities. Conservation Letters, 12(2), e12612.
Clua, E. (2018) Gestión del riesgo de comportamiento agresivo de los tiburones tigre Galeocerdo cuvier (rcat) hacia los buceadores recreativos del Parque Nacional Isla del Coco (PNIC – Costa Rica). Informe tecnico. CRIOBE USR3278 CNRS-EPHE-UPVD. POLYNESIE FRANCAISE. RA277. 61 pp.
Swan, G. J., Redpath, S. M., Bearhop, S., & McDonald, R. A. (2017). Ecology of problem individuals and the efficacy of selective wildlife management. Trends in ecology & evolution, 32(7), 518-530.
3. EL CASO DEL TIBURÓN TIGRE
UNA ESPECIE MIGRATORIA DIFÍCIL DE RASTREAR…
Tres especies de tiburón (el tiburón blanco Carcharodon carcharias, el tiburón tigre y el tiburón toro) son responsables colectivamente de la mayoría de los incidentes graves y mortales de mordeduras de tiburón en el mundo. La primera, y en menor medida la segunda, se consideran altamente migratorias (Bonfil et al. 2005; Meyer et al., 2009), un rasgo ecológico que podría explicar en parte por qué las campañas de sacrificio masivo indiscriminado, que se basan en la hipótesis de la densidad-dependencia, suelen fracasar porque no eliminan a los pocos animales de la población que suponen una amenaza potencial para el ser humano.
Los individuos mordedores tienen una fuerte tendencia a abandonar la zona en cuestión inmediatamente después de su depredación, lo que normalmente genera una mayor desconfianza hacia la presa en cuestión (Heithaus y Dill 2002); esto probablemente no les impide volver a la misma zona varios meses después. En este sentido, la gestión del riesgo con una especie como el tiburón toro, considerada mucho más sedentaria, parece más sencilla. Sin embargo, la gestión de IP migratorias como el tiburón blanco o el tiburón tigre, que son más móviles, sigue siendo posible combinando un enfoque regional y a largo plazo, basado en varios lugares de estudio que intercambian información (Clua et al. 2020). Técnicamente, este enfoque se basa en PROGENIR, o PROfilage GENétique Individuel des Requins (véase el diagrama siguiente).
Bonfil, R., Meÿer, M., Scholl, M. C., Johnson, R., O’Brien, S., Oosthuizen, H., … & Paterson, M. (2005). Transoceanic migration, spatial dynamics, and population linkages of white sharks. Science, 310(5745), 100-103.
Clua, E. E., Linnell, J. D., Planes, S., & Meyer, C. G. (2020). Selective removal of problem individuals as an environmentally responsible approach for managing shark bites on humans. Ocean & Coastal Management, 194, 105266.
Heithaus, M. R., & Dill, L. M. (2002). Food availability and tiger shark predation risk influence bottlenose dolphin habitat use. Ecology, 83(2), 480-491.
Meyer, C. G., Clark, T. B., Papastamatiou, Y. P., Whitney, N. M., & Holland, K. N. (2009). Long-term movement patterns of tiger sharks Galeocerdo cuvier in Hawaii. Marine Ecology Progress Series, 381, 223-235.
4. El proyecto ONE-SHARK
Comprender, gestionar y comunicar el riesgo de tiburón
Ante el riesgo que supone la presencia de grandes tiburones móviles capaces de atacar a los usuarios humanos del mar, el proyecto ONE-SHARK pretende asegurar las economías turísticas de las islas de la zona afectada mediante la creación y puesta en red de grandes puntos de seguimiento de tiburones que permitan, en caso necesario, la eliminación selectiva de los animales probadamente responsables de mordeduras a humanos. El proyecto se desarrolla utilizando la isla de San Martín como lugar de pruebas técnicas.
Prof. E. CLUA – Jefe de proyecto y asesor científico del GIP
5. GIP ONE-SHARK
Crear una dinámica virtuosa entre los sectores público y privado
El prefecto Berton (segundo por la izquierda), presidiendo la primera reunión del GIP en junio de 2023, con a su derecha B. Bartoli, Presidente de la Asociación Médica de SXM; a su izquierda: H. Bidenbach (Director del GIP) y K. Miksa (Jefe de la unidad DEAL de Saint-Bartélemy y Saint-Martin).
Los miembros fundadores de One Shark son la Prefectura de San Bartolomé y San Martín, la Ordre des Médecins de Saint-Martin, la asociación para la gestión de la Réserve Naturelle de Saint-Martin, la asociación de profesiones marítimas (METIMER) y la asociación de pescadores de San Martín (Swali-Fishermen). Juntos forman una coalición diversa, comprometida con la preservación de la economía azul de la región, que ilustra el compromiso local con este proyecto innovador de gestión responsable del riesgo de tiburones.
La primera tarea consiste en crear una sinergia entre los actores locales públicos y privados, favoreciendo así la movilización de las competencias técnicas y científicas indispensables para la planificación y la evaluación de las acciones a emprender.
El objetivo directo de estas acciones es aumentar los conocimientos científicos sobre el tiburón tigre, lo que permitirá optimizar los programas de formación y comunicación con vistas a garantizar la seguridad de los usuarios del mar. La formación se centrará en particular en los profesionales del turismo marítimo y el público en general, garantizando así una sensibilización generalizada.
Las actividades de comunicación pretenden informar sobre las medidas de gestión del riesgo de los tiburones y arrojar luz sobre la ecología de los tiburones tigre, contribuyendo así a tranquilizar y poner de relieve el patrimonio biológico de San Martín.
H. Bidenbach
Jefe de ONE-SHARK y Director del GIP
6. INFORMACIÓN AL PÚBLICO
Información para cambiar la percepción del riesgo
Una de las iniciativas emblemáticas del GIP One Shark es informar al público en general sobre la ecología del tiburón tigre en los alrededores de Saint-Martin, mediante paneles informativos (ver al lado), presentaciones en colegios y actos especiales.
La idea es concienciar al público y a los usuarios del mar de la presencia de este animal, sin crear una psicosis. Pocas personas saben que esta especie está presente en las aguas de San Martín, pero su cautela natural hacia el hombre hace que casi nunca se la vea. Esta información podría interpretarse negativamente como una señal de peligro permanente, pero, por el contrario, la ausencia de incidentes desde hace décadas, a pesar de la omnipresencia de este animal, demuestra que es prácticamente improbable que ataque a los humanos.
7. FORMACIÓN DE PROFESIONALES
Mejor comunicación, mejor anticipación, mejor actuación ante el riesgo de tiburones
La formación impartida por el Groupement d’Intérêt Public (GIP) One Shark a los profesionales del turismo se divide en dos fases esenciales, con el objetivo de mejorar su comprensión y sus competencias en la gestión del riesgo de los tiburones.
La fase esencial de la formación corre a cargo de profesionales sanitarios especializados en situaciones de emergencia. Los participantes reciben formación sobre el uso de botiquines de primeros auxilios específicos para mordeduras de tiburón. Adquieren las habilidades necesarias para actuar eficazmente en caso de incidente, prestando asistencia médica inmediata y adecuada a una persona tras una mordedura de tiburón.
La formación se dirige principalmente a operadores de ecoturismo y restauradores que operan cerca de las playas o en el mar. Están previstas futuras sesiones en las islas de San Martín y San Bartolomé, con el objetivo de que todo el sector turístico pueda informar y proteger mejor a los usuarios del mar.
8. SEGUIMIENTO TÉCNICO DE LOS ANIMALES
DISCRECIÓN, PERSEVERANCIA Y EFICACIA A LARGO PLAZO
La estrategia de gestión de riesgos (Clua et al. 2020) sigue dos líneas de actuación paralelas basadas, en primer lugar, en (1) la organización de sitios experimentales con el fin de aplicar, de forma rutinaria, la fotoidentificación individual de los animales, las mediciones corporales precisas mediante fotogrametría (con láser) y la toma de muestras de ADN (mediante biopsias). Estos lugares, que se mantendrán activos durante todo el año, permitirán crear progresivamente una base de datos del mayor número posible de tiburones sedentarios y transeúntes de la zona, para poder determinar su perfil de ADN (mediante huellas dactilares) y volver a identificarlos visualmente en caso necesario. Una segunda prioridad (2) consiste en aplicar medidas sobre el terreno (primeros auxilios en las playas, por ejemplo) para tomar muestras lo antes posible de las heridas de las víctimas, muertas o no, con el fin de recoger ADN del tiburón mordedor (hisopado de los labios de la herida). A falta de estas primeras muestras, o además de ellas, también se trataría de desarrollar una medicina forense mejorada que incluyera en sus protocolos la recogida de ADN del tiburón mordedor. Este ADN permitiría identificar a un individuo dentro de una especie determinada (impresión de la mordedura en el ADN de transferencia nuclear) y aislar así el perfil genético del tiburón agresor. El cruce de la información (3) relativa a este perfil genético obtenida de la medicina forense con la obtenida en el lugar de experimentación local (o en los lugares existentes a escala regional para gestionar mejor las especies migratorias) permitiría entonces identificar visualmente (y/o mediante marcadores electrónicos) al tiburón atacante. En función de su accesibilidad en un lugar experimental y tras la verificación de su identidad, el individuo problemático (IP) podría ser retirado quirúrgicamente del ecosistema (4): o bien pescado para ser trasladado, o bien eutanasiado, sin interferir con sus congéneres. Esta operación podría realizarse inmediatamente después de la mordedura, si se dispone de la información y se localiza al tiburón, o varios meses después, en el mismo lugar o en otro lugar experimental perteneciente a una red de intercambio de información sobre tiburones, en particular a escala regional.
Clua, E. E., Linnell, J. D., Planes, S., & Meyer, C. G. (2020). Selective removal of problem individuals as an environmentally responsible approach for managing shark bites on humans. Ocean & Coastal Management, 194, 105266.
9. Mejorar los conocimientos científicos
MEJORES CONOCIMIENTOS PARA COMPRENDER Y GESTIONAR MEJOR EL RIESGO DE TIBURONES
El estudio del tiburón tigre en su medio natural pretende responder a dos preguntas: i) ¿cuántos animales componen la población de tiburones tigre en aguas de San Martín? Y ii) cuando un tiburón tigre abandona las aguas de San Martín, ¿cuánto tarda por término medio en regresar?
Para responder a la primera pregunta, el proyecto ONE-SHARK utiliza el muestreo genético combinado con la pesca (no letal) para recapturar potencialmente a los tiburones. Las muestras genéticas tomadas de animales que se pescan y luego se liberan permiten evaluar la diversidad genética dentro de la población en cuestión, es decir, calcular el número aproximado de machos y hembras que necesita la especie para alcanzar dicha diversidad en esta parte del mundo. Esta información se combina con las recapturas (reales por pesca o simplemente visuales por buceo) para hacerse una mejor idea del tamaño de la población.
Para responder a la segunda pregunta, el proyecto ONE-SHARK utiliza telemetría por satélite. Cuando se capturan, se colocan en los animales unas marcas «de archivo» que los mantienen a lomos durante varios meses antes de ser liberados. A continuación, las marcas liberadas transmiten datos vía satélite, lo que permite reconstruir la ruta del animal y comprender sus movimientos.
Esta información sobre el número de tiburones y sus movimientos es vital para comprender mejor el riesgo.
10. COOPERACIÓN REGIONAL
CAMBIAR DE ESCALA PARA MEJORAR LA EFICIENCIA A LARGO PLAZO
Dado el carácter migratorio de la especie en cuestión (el tigre), el proyecto One Shark pretende trabajar a escala regional para aumentar su eficacia.
Se ha propuesto a San Cristóbal, San Eustaquio, Saba, San Martín, San Bartolomé y Anguila la creación de una red regional de observación que aumente el número de lugares que permitan acceder a los animales para mejorar la base de referencia (genética y visual) y la recaptura de posibles animales problemáticos.
En este contexto, la red CARIB-Vet, que ya ha desempeñado un papel clave al demostrar que el tiburón que mordió Saint-Martin en 2020 era el mismo que mordió Saint-Kitts en 2021, seguirá desempeñando un papel impulsor. En cuanto a la financiación de esta iniciativa regional, el proyecto pretende movilizar fondos INTERREG.
Misión preparatoria a San Cristóbal en abril de 2022 para la iniciativa de cooperación regional dirigida por E. Clua, Director del Proyecto ONE-SHARK (centro), acompañado por Mark Freeman, Profesor de la Universidad de Ross (izquierda) y Mark Williams, Director de Pesca de San Cristóbal (derecha), acompañados por dos pescadores locales dedicados a la captura de tiburones.
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Une amélioration constante de la connaissance scientifique sur le sujet.
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